Viernes, Abril 19, 2024

Enrique Peña Nieto fue un presidente espurio.

Las confesiones de Emilio Lozoya confirman lo que todos sospechábamos en aquel momento: la elección presidencial de 2012 fue un fraude, donde la silla presidencial se compró con cañonazos de millones de dólares proporcionados por la empresa Odebrecht y otras fuentes oscuras.

El coordinador internacional de la campaña de Peña Nieto, Emilio Lozoya, ha proporcionado información precisa sobre el origen y el destino de sobornos por la cantidad de 1.000 millones de pesos durante la campaña de 2012.

Ahí están los lugares y los tiempos, los nombres y los apellidos. Pero esto es apenas la punta del iceberg.

La Comisión de Investigación Monex de la Cámara de Diputados demostró en su momento que Peña Nieto había rebasado el tope de gastos de campaña por 14 veces.

El tope fue de 336 millones de pesos, pero el candidato del PRI habría gastado por lo menos 4.263 millones.

Este monto no solamente sería de las famosas tarjetas Monex, sino también para las tarjetas de la tienda Soriana que, de acuerdo con la comisión investigadora, dispersaron por lo menos 2.294 millones de pesos durante el proceso electoral.

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